miércoles, 19 de marzo de 2008

LAS GUERRAS EN EL SIGLO XXI : ¿TERRORISMO Vs TERRORISMO?

Escrito por: Luís Bernedo Boado fecha: 10 de marzo del 2007 correo. lajbernedo@hotmail.com

Haciendo resonancia a lo mencionado por el internacionalista Ernesto Velit que… “Como resultado de los atentados del 11 de septiembre de 2001, se ha generado una espiral de violencia y de barbarie de consecuencias impredecibles. Enfrentar al terrorismo exige una actitud ética global y una acción internacional que compromete a todos los Estados. La política exterior americana, especialmente en los últimos años, ha sido agresiva, conflictiva, intervencionista y belicista. Así, se ha logrado una respuesta fundamentalista a una agresión fundamentalista”. ¿Como dar solución a este problema civilizacional?


1.- Las implicancias de la inseguridad global:

Hoy por hoy, existen nuevas formas de amenazas con nuevas tecnologías, y nuevos actores internacionales, que han dado como resultado, un nuevo Orden de Inseguridad Mundial que obliga a los Estados a buscar, por medio de nuevos regímenes internacionales, la disminución de los grados de incertidumbre y de inseguridad en que se desenvuelven. En definitiva, la incertidumbre continúa siendo un componente de las condiciones en que el mundo evoluciona.

El mundo post moderno resulta ser un escenario relativamente unificado en el que se define nuevos intereses, nuevas alianzas, nuevos reordenamientos políticos y se perfilan nuevas formas de gobierno o administración, que están ya, comprometiendo la paz y la seguridad global, con nuevas formas de agresión de los Estados y de grupos radicales extremos.

Los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, en el 2001, mostraron que para el terrorismo internacional ningún país es inaccesible. Razones de más existían para pensar que en EEUU, donde la tecnología de seguridad alcanza sus máximos niveles de desarrollo, esa seguridad estaba absolutamente garantizada. Nadie dudaba de la eficacia de los servicios de inteligencia y contrainteligencia, los más avanzados y sofisticados que se podían imaginar. El terrorismo internacional, musulmán en aquella ocasión, se encargó de probar lo contrario.

2.- ¿Quienes se enfrentaran en el futuro?

Samuel Huntington subraya que “en el futuro los conflictos serán entre las identidades civilizacionales”. En su obra “choque de Civilizaciones” menciona que con la caída del bloque comunista se esperaba que el otro bloque, el occidental, se impusiese plenamente, pero no ha sido del todo así, sino que, contrariamente, ha emergido un mundo plural, un mundo de civilizaciones. No se ha instaurado, como muchos profetizaban, la victoria final de Occidente, sino que, se ha dado un resurgimiento o una reafirmación de viejas civilizaciones. Resurgimiento y reafirmación que han comportado un alejamiento y un rechazo de todo aquello que proviene de Occidente, que han supuesto un retorno a los más autóctonos orígenes culturales: unos orígenes que son fundamentalmente religiosos. Así pues, emergen unas viejas civilizaciones que tienen en una religión su más profunda identidad.

¿Cuáles son estas civilizaciones emergentes? Huntington, constata (1996) el resurgir islámico (muchos países que en las décadas de la guerra fría asumían el marxismo-leninismo o que formaban parte de los países no alineados, actualmente encuentran su identidad y esperanza en el islam), la civilización china (la milenaria China recupera el confucionismo], la concepción de la vida del maestro Confucio, del siglo VI antes de Cristo), la civilización japonesa (formada a partir de la china pero con tradiciones propias), la civilización hindú (que tiene un núcleo cultural de más de tres mil quinientos años), la civilización ortodoxa (emparentada con la Occidental pero que remarca las diferencias), también la civilización budista y, con futuro impreciso, la civilización africana y la latinoamericana.

Samuel P. Huntington, nacido el 1927 en los EEUU, es uno politólogo de relieve internacional; profesor de Ciencias Políticas en la Universitat de Harvard. El 1970 fundó la revista Foreing Policy ("Política Exterior"), el 1977 entró a formar parte del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Su primera obra importante es de 1968: El orden político en las sociedades en cambio. En 1991 publicó La tercera ola. La democratización a finales del siglo XX; pero la obra que ha puesto Huntington en la lista de los investigadores actuales más influyentes es The clash of civilitzations and the remarking of world order ("El choque de civilizaciones y la reconfiguración del Orden Mundial"), de 1996.

Este nuevo orden mundial tiene sus riesgos. Las civilizaciones emergentes se consideran superiores a la de Occidente, con valores morales más auténticos. Huntington prevé que, por vía del desafío demográfico (el 2025 más del 25% poblacional mundial será musulmana) o por vía del crecimiento económico (el 2025 Asia incluirá siete de las doce economías más fuertes del planeta) o por vía de la militancia creando inestabilidad, el poder y los controles de la civilización occidental se desplazarán hacia las civilizaciones no occidentales. Así, un choque de civilizaciones, de estas civilizaciones arraigadas a religiones, dominará la política a nivel mundial: en las fronteras entre civilizaciones se producirán las batallas del futuro. Una de estas fronteras o líneas de fractura pasa precisamente por la ex-Yugoslavia dividiendo sus pueblos.

El retorno a las culturas autóctonas o indigenización dificulta hablar de principios éticos y valores universales. Para muchos chinos y para muchos musulmanes la democracia y la misma Declaración Universal de Derechos Humanos son creaciones occidentales, no universales. En esta situación, si se quiere evitar peligrosos enfrentamientos, es urgente buscar los atributos comunes en todas las civilizaciones, es decir, tenemos que perseguir, aceptando la diversidad, la moralidad mínima que se deriva de la común condición humana.

La amenaza del terrorismo islámico a la civilización occidental constituye la primera gran guerra del nuevo siglo. Se trata pues de acabar con la civilización occidental, encarnación del mal para sus fanáticos agresores; nos encontramos ante una amenaza de extinción, y nos urge determinar con la mayor precisión posible la identidad del enemigo (es él quien se califica y actúa como tal). Y aquí la cosa empieza a complicarse un poco. Sería casi tan equivocado como negar la amenaza, atribuirla a todo el Islam y postular que estamos, sin más, ante una guerra entre civilizaciones. Si acaso estaríamos ante una guerra declarada por los sectores más extremistas de una civilización contra otra.

3.- ¿EEUU actuó en forma responsable ante el ataque del 11 de septiembre del 2001?

Razón tiene el intelectual Noam Chomsky cuando dice que “la tragedia del 11 de septiembre fue una respuesta feroz a las atrocidades históricas norteamericanas”. Y por ello nadie dudaba que la solución militar, en la magnitud desatada por EEUU, generara una espiral de violencia y de barbarie de consecuencias impredecibles. Así ha sido.

Estados Unidos es una potencia hegemónica y además arbitraria y arrogante para calificar a otros Estados y pueblos, lo cual es cierto cuando El presidente Bush anunció en aquella ocasión que “quien no está con nosotros, está con el terrorismo”, muy coincidente con la frase islámica “quien no está con Alá, está contra Alá”.

Noam Chomsky, asegura que existe una forma de terrorismo de Estado, pues cuenta con el soporte del aparato estatal para su puesta en práctica. También dice que existen varios tipos de terrorismo: Terrorismo internacional, terrorismo a gran escala (dirigido contra un grupo numeroso de personas), terrorismo a pequeña escala (enfocado hacia individuos), terrorismo individual y terrorismo de Estado. Acerca de este último, señala que existen tres niveles fundamentales de la represión del sistema social de clases: El primero pasa por una estructura económica, el segundo nivel es el del ejercicio de la represión sistémica "ordinaria" del Estado y el tercer nivel es el de represión estructural que perpetra el Estado en violación de las normas del derecho nacional e internacional.

Afganistán, era uno de los países más pobres del planeta, con más de dos décadas de guerra, con desplazados y refugiados y con una sequía que llevó a la ONU a calificarla como “la peor crisis humanitaria del mundo actual”. A ese país, el ejército norteamericano lo atacó por tierra y aire, lo destruyó casi completamente, diezmó su población civil y lo ocupó hasta hoy, en una demostración innecesaria de fuerza asimétrica. Ciudades enteras fueron literalmente borradas del mapa. Bin Laden respondió al ataque afirmando lo siguiente: “los norteamericanos nunca más estarán seguros”.

Según Zbigniew Brzezinski entiende que el terrorismo es una táctica de agresión superficial que exige conocer y actuar sobre sus causas. Existe un conflicto que lo sostiene: de quienes lo organizan y de quienes lo financian. No obstante, Estados Unidos no puede menospreciar el hecho de que su apoyo al Estado de Israel y su presencia en lugares sagrados del Islam, son el motivo del resentimiento del mundo islámico y de los pueblos árabes en particular. Podemos decir que es uno de los motivos, entre otros, por los que se auto-justifican los grupos terroristas.

La definición de las amenazas debe primero, por entender sus efectos y también sus causas. No será sencillo, compartir sus conceptos con otros Estados agredidos por terroristas. Segundo, será tarea de largo plazo iniciar un proceso para neutralizar los apoyos políticos, religiosos, étnicos y financieros con los que cuentan los grupos terroristas, tarea que no es lo mismo que desarticular sus organizaciones agresivas y su capacidad de reclutamiento, además de entender su fanatismo irracional. Es decir, es un problema de gran alcance que no se resolverá por la fuerza, o sea “guerra asimétrica” es sólo una faceta parcial del mundo.

El mundo islámico carece de uniformidad y requiere enfoques diferentes. Contiene 1.200 millones de seres humanos desde Indonesia hasta el África atlántica, que atraviesan un gran crecimiento demográfico, con lo cual aumentarán sus problemas internos y sus migraciones. Sólo podrá unificarlos un resentimiento ‘anti-estadounidense’ y su complemento ‘anti-occidental’, consecuencia del anterior colonialismo europeo.

La región que se encuentra desde Suez hasta el límite occidental de China, al sur de Rusia, recibe el término de “Balcanes globales”, incluyendo las ex repúblicas soviéticas donde la presencia de Estados Unidos con sus guarniciones militares y empresas petroleras, coincide con un subsuelo que guarda el 68% de las reservas de crudo y 41% de las reservas gasíferas. Si bien la importancia estratégica que tienen estos “Balcanes” se apoya en sus hidrocarburos, Zbigniew Brzezinski no destaca la magnitud o el grado del problema que se alcanzará aproximadamente alrededor del año 2.020, cuando no se puedan satisfacer las mayores demandas.

4.- ¿Es prudente la actual política de seguridad de los EEUU?

Eric Hobsbawm, historiador británico actual, señaló que “la reacción de EEUU puede llevar al mundo a la guerra y provocar que los gobiernos de los países del Golfo caigan en manos fundamentalistas”. El apoyo incondicional norteamericano a las acciones de Israel contra Palestina y, recientemente, contra Líbano ha merecido una condena enérgica de la comunidad internacional y ha sido calificado como una burla a las recomendaciones de la ONU.

El ejército norteamericano casi ha destruido por completo Irak, provocando más de 700 mil muertos en casi cuatro años de ocupación; han perdido cerca de cuatro mil hombres; y han ocasionado conflictos internos de gran magnitud entre etnias adversas. Se ha comentado que ha sido una guerra por el petróleo. En otras palabras también se dice que se han apropiado del petróleo iraquí, con el visto bueno de la ONU y de los apetitos de poder del entorno del presidente Bush.

Hoy día, la alianza Estados Unidos-Reino Unido no sabe cómo terminar airosa la guerra. Sus gobiernos están mayoritariamente desaprobados por sus ciudadanos, que quieren de una vez por todas el retorno de sus compatriotas; sin embargo, el presidente Bush ha decidido enviar 24,000 soldados mas a Irak, de esta manera llegar a 270,000 soldados. Esto hace sino, exacerbar a los integrantes de los grupos extremistas islámicos, mostrando así, su debilitamiento como potencia militar y de inteligencia que la hace presa fácil de nuevos atentados anunciados ya por Al Qaeda y movimientos terroristas afines.

Por otro lado, el desarrollo nuclear de Irán que hoy se encuentra provocando un fuerte y amenazador debate y, que un ataque contra las instalaciones iraníes provocaría de inmediato una intensificación terrorista contra Estados Unidos. Situación que recibiría probablemente el rechazo de la Unión Europea y de otras potencias, quedando aislado y aferrado en una guerra considerada “anti-islámica”.

Según el internacionalista Ernesto Velit “Enfrentar al terrorismo exige una actitud ética y moral como garantía de enfrentamiento global”; exige “también una acción internacional que comprometa a todos los Estados en la formación de un frente mundial que será más útil que las alianzas militares”. Mientras tanto, EEUU desarrolla una “guerra preventiva” que puede ser calificada de terrorismo de Estado con la bendición de los gobiernos de Occidente. Sus bombardeos contra las poblaciones indefensas de Afganistán e Irak
Así mismo, asegura el internacionalista que ante cualquier análisis de lo sucedido en septiembre del 2001, resultaría absolutamente incompleto e injusto si no consideramos la política exterior americana, especialmente de los últimos años, como agresiva, conflictiva, intervencionista y belicista. Hoy día, después de casi seis años, vista la ofensiva militar desatada por la potencia hegemónica, y con una violencia mortal exagerada, podemos concluir que se ha tratado de una respuesta fundamentalista a una agresión fundamentalista.

Resultado de esta respuesta occidental, que cuenta con el silencio resignado de organismos multilaterales y gobiernos alrededor del mundo, es la formación de una alianza entre grupos terroristas de distintas vertientes enfrentadas del Islam, pero con un enemigo común. En el Medio Oriente, aunque parezca una exageración, se juega el destino de los pueblos de Occidente, expuestos a la violencia terrorista por las decididas y contundentes políticas del gobierno norteamericano en su lucha contra el terrorismo Islámico.

5.- ¿Cómo se podría enfrentar al conflicto civilizacional?

Por todo lo expuesto, los Estados deberán de alguna forma la mejor solución y los medios adecuados para combatir la amenaza y vencerla. Quizá puedan resumirse las acciones en tres: la defensa legítima, sin excesos ni extralimitaciones, que derrote a los terroristas, incluidos los estados terroristas; la negociación internacional con los países musulmanes que no amparan ni justifican el terror; y las políticas de integración. Las dos primeras parecen evidentes aunque estén llenas de dificultades. La tercera no deja de revestir su importancia, en la que no siempre se repara. Aunque ya se están adoptando medidas en la dirección correcta, desterrando la discriminación y el reconocimiento por los grupos minoritarios de la sociedad; pues lo que se trata es de adoptar la receta del multiculturalismo y fomentar la emergencia de sociedades multiculturales en las que convivan ciudadanos con diferentes principios y valores.

Los principales conflictos de las sociedades multiculturales relativos a diferencias de clase son: de género, religión, educación y especialmente religión. Estos conflictos sociales generados, en parte, por la diferencia que no pueden encontrar solución en una homogeneización cultural de la sociedad. En este caso, la mejor manera de resolverlos en un Estado que vive en democracia, es otorgando su lugar y respeto a las diferentes identidades, favoreciendo la creación de asociaciones y su protagonismo pero, dentro de las normas que guían la convivencia pacífica de toda sociedad encuadrada el estado de derecho; o sea, conforme a las normas que se rige toda sociedad al contrato social (La Constitución).

Hoy en día, necesitamos una concepción más cosmopolita de la democracia y de la gobernabilidad que atienda explícitamente estas cuestiones de pertenencia y cosmopolitismo. Un tipo de universalidad: una comunidad en la que los participantes comparten un sentido de la vida, lo que da lugar a la moral y la política en toda su concreción. Sin embargo, en este punto se corre un riesgo, que las democracias al reconocer las comunidades y/o minorías, puedan optar por lo contrario o caer en extremos como los nacionalismos totalitarios-homogeneizantes de carácter fascista y/o comunista. Un universalismo igualitario que exhorta a descentrar la propia perspectiva; obliga a relativizar la propia visión conforme a las perspectivas interpretativas de otros que tienen los mismos derechos.

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