domingo, 28 de marzo de 2010

CON UN DESARME UNILATERAL NO PRESERVAREMOS LA PAZ

Es muy lamentable lo que esta pasando en nuestra institución después de ponerse al descubierto por contrainteligencia FAP de que un Técnico FAP habría sido captado por los servicios de inteligencia chilenos para espiar para ellos. Situación, que habría ocurrido desde el 2002 en nuestra agregaduría de la Embajada del Perú en Santiago de Chile. El mencionado subalterno ha sido denunciado por delito de traición a la patria. Lo que ameritaría ser procesado urgente por la Justicia Militar con la confidencialidad de la investigación que acarrea este delicado caso.

Al margen de los acontecimientos, de las investigaciones que el caso amerite y de la denuncia oficial del Estado peruano a través del presidente García, paradójicamente Chile, el país que más ha gastado en armas de última generación en América del Sur, ha anunciado que dispone de 665 millones de dólares para adquirir lanzadores Avenger, misiles Stinger y misiles aire-aire AIM. Esta actitud puede interpretarse como una suerte de sarcasmo y arrogancia a la propuesta peruana hacia la región de no ir a una carrera armamentista, son pues evidencias graves que demuestra que no existe ninguna nación que se arme tanto y sea tan hostil si no tiene interés en aventurarse en un conflicto bélico.


¿Para qué se espía? La respuesta es obvia, porque se tiene el deseo de penetrar en los sistemas defensivos de un país, para anularlos ante un eventual conflicto. Esta nueva actitud de Chile, tipificada en el derecho internacional como hostil, debe tomarse con la ponderación y la importancia que amerita. Es el momento de afrontar con energía la traición de un subalterno, pero a la misma vez el Gobierno está obligado a mantener la máxima serenidad ante las ya innegables provocaciones que viene haciendo Chile en el interés de que se produzca un incidente que detone un eventual conflicto bélico entre los dos países.


No podemos estar ciegos políticamente, y se hace un llamado a nuestra clase política que este país viene haciendo adquisiciones exorbitantes de equipos que por su naturaleza técnica no son propios para una estrategia de defensa, sino para el ataque a gran escala. Así, bajo la premisa de modernización de sus FFAA, Chile ha adquirido ya entre otros— 2 submarinos Scorpene, 350 tanques Leopard, 46 cazabombarderos F-16, 8 fragatas, 400 blindados de combate M113, YPR-765 y Marder, 12 helicópteros Bell 412 y 8 helicópteros rusos artillados de transporte.

A todo eso, ahora Chile anuncia una compra valorizada en US$275 millones para dotarse de 12 obuses autopropulsados sobre orugas de 155 mm del tipo M109 A5, 12 obuses autopropulsados sobre orugas de 155 mm del tipo M109 A3, radares de localización de artillería tipo AN/TPQ-37 (V)3 Firefinder de Thales Raytheon, vehículos de apoyo, 12 ametralladoras pesadas, 12 lanzadores automáticos de granadas y munición para equipar dos grupos de artillería que se activarán como parte de dos nuevas brigadas reforzadas.

Como el Ejército chileno ya dispone de 24 cañones autopropulsados suizos del tipo MI09 A1B, según los expertos se convertirá en la mayor fuerza de artillería pesada de América del Sur, superando incluso a Brasil. Pero eso no es todo: Chile está dispuesto a destinar otros US$455 millones para la adquisición de 36 lanzadores Avenger y 390 misiles Stinger, proyectiles perseguidores infrarrojos tierra-aire. Y unos US$145 millones se emplearían en 100 misiles aire-aire modelo AIM, de mediano alcance y guiados por radar, que serán destinados a los F-16.

Todo ese arsenal muestra una actitud disuasiva ofensiva diseñado para el ataque y la conquista militar. ¿Y si no fuese así, para qué se espía y se compran tantas armas sofisticadas de carácter ofensivo?

A todo esto no podemos pensar en seguir desarmándonos unilateralmente es imperativo velar por la paz pero pensando en la guerra, sería conveniente tomar en cuenta lo que dice un connotado escritor uruguayo José Enrique Rodo referente a la paz y la guerra:


con respecto a propagar la paz ante un estado de indefensión…. “querer la paz por incapacidad para la guerra; querer la paz por el sentimiento de la propia debilidad, por el temor de la superioridad ajena es condición miserable de los pueblos que no tienen en sí mismos la garantía suprema de su persistencia y de su dignidad”.


un país debe estar confiado en sus fortalezas para mantener la paz… “querer la paz por comprenderla hermosa y fecunda; querer la paz con la voluntad altiva del que tiene conciencia de sus fuerzas y reposa tranquilo en la confianza de que lleva en su propio brazo la potestad fidelísima que le tutela y escuda, es la condición de los pueblos nobles y fuertes”.


con respecto a ser fuerte ante la gran capacidad de disuadir…. “para desear eficazmente la paz, es menester la aptitud para la guerra. los pueblos débiles no pueden proclamar la paz como un ideal generoso, porque para ellos es, ante todo, un interés egoísta, una triste necesidad de su desvalimiento. sólo en los labios del fuerte, es bella y gloriosa la afirmación de la paz”.


Sobre la necesidad de tener una adecuada Política de Defensa que permita la previsión… “Vergüenza es que un pueblo se habitúe a que le llamen «débil», o a llamarse «débil» a sí mismo. No hay pueblo débil, sino el que se rebaja voluntariamente a serlo; porque la fortaleza de los pueblos se mide, no por su capacidad para la agresión, sino, por su capacidad para la defensa, y cada pueblo encuentra infaliblemente en la medida de sus recursos materiales, los medios proporcionados para su defensa, cuando él pone de suyo el elemento fundamental de su energía y de su previsión”.


La necesidad de protegerse para asegurar el ansiado desarrollo… “Desconoce su deber para, consigo mismo y para con la obra solidaria de fundar el orden y la paz estable en el mundo, el pueblo que no cuida de mantener su fuerza material en proporción relativa al desenvolvimiento de su riqueza y de su cultura.

La imperativa necesidad de preservar las FFAA y reconocer su sacrificada misión… “Cuidar de la propia fuerza material, no significa sólo, ni principalmente, aumentar la importancia numérica de los ejércitos, ni los acopios de sus parques. Significa, ante todo, educar, mejorar, intensificar la institución de las armas, realzarla por el prestigio, el saber y la virtud; vincularla, cada vez más estrechamente, con el pueblo; hacerla, para él, objeto indiscutido de amor y de orgullo; reconocer su significado social, y señalarle, en el armónico conjunto de las energías nacionales, el puesto que ella merece”.

Y por último reconocer al combatiente que es capaz de ofrendar su vida por la patria… “Glorifiquemos en el soldado al hombre de las tradiciones heroicas, al rudo artífice de la patria guerrera; pero es necesario que nos habituemos a ver también en él a uno de los hombres del porvenir, a uno de los tipos representativos de la patria adulta y floreciente”.




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